viernes, 16 de agosto de 2013

El cartel de toros de la Feria de mi pueblo

El Alcalde comunero

Fuente: Fernando Fernández Román
Se llama Luis Maldonado Fernández de Teja y está cabreado. Mucho. Tanto, que no ha podido resistir por más tiempo los (al parecer) ignominiosos planteamientos que se barajaban para confeccionar el cartel de toros de este año para la tradicional corrida del bellísimo lugar donde reside, y ha estallado. ¡Qué manera de largar, santo cielo! El señor Maldonado es el alcalde electo de la muy noble villa de Almagro, provincia de Ciudad Real, convertida en ciudad toda ella y declarada conjunto histórico, por la riqueza patrimonial de sus monumentos y por la tradición  cultural que atesora. Quien haya tenido la feliz idea de visitarla, vuelve, con toda seguridad. Almagro forever, sí, señor.
Resulta que el alcalde de Almagro, cual epígono del calderoniano de Zalamea se he echado para adelante y ha decidido plantarle cara al establishment taurino, harto ya de su prepotencia y de los abusos perpetrados por los sectores profesionales que pululan en su derredor, a través  de un texto, bando, pregón o toque de rebato, como quieran llamarlo, que ha encendido el pelo a más de uno. No se corta un pelo, el tal Maldonado, y al igual que su homónimo comunero salmantino se ha puesto a rebanar cabezas imperialistas, esta vez bajo el yelmo de los taurino”. De su comunicado incendiario entresacamos algunos párrafos: “… las malas prácticas que se vienen sucediendo en torno al negocio de los toros han hecho imposible que este 25 de agosto el coso de la Cuerda abra sus puertas… unas prácticas poco ortodoxas por parte de toreros, empresarios, ganaderos… han venido desprestigiando los festejos en aquellas plazas que no están en el circuito de las grandes ferias… ganado falto de trapío, matadores que no dan todo de sí mismos, los empresarios que quieren jugar con ventaja y, al final, el aficionado que sale de la plaza asqueado porque se siente engañado…” Fin de la cita (frase de moda).
Lee uno esto, firmado por la primera autoridad municipal de una localidad deslumbrante, como es Almagro, y lo primero que se le viene a la mente es decirle “chócala, macho, ya era hora de que alguien pusiera las cosas en su sitio”. Y eso es lo que ha ocurrido, sobre todo en la Red, donde tuiteros, blogueros y demás se han puesto las botas repartiendo elogios, bouquets y alientos a este insólito comunero. Estoy completamente de acuerdo con el alcalde, con el aficionado Maldonado, con el “buen aficionado” don Luís, que, probablemente, será para él un título mucho más importante y valioso que el que le proporcionaron unos miles de votos. ¿O no? Si para confeccionar el cartel de una corrida de toros hay que tirar de las arcas municipales, pongamos pie en pared. Solo faltaría. los ayuntamientos no están para financiar negocios, y menos en estos momentos” ¿Quién puede ponerle un pero a esta declaración de intenciones? ¿Qué me cuesta a mí ponerme a favor de corriente y echarle flores al máximo mandatario almagreño? ¡Acabemos con los golfos de una vez! (Ovación cerrada de fondo).
Pero tente, corazón. Dale cancha al raciocinio. Veamos: ¿no era éste Maldonado el mismo alcalde que alardeaba hace cuatro años del cartel que integraban Morante de la Puebla, El Cid y Miguel Ángel Perera con toros de Santiago Domecq, sentenciando que hacía honor a la plaza de toros de Almagro? ¿No se frotó las manos cuando se contrató al año siguiente a Ponce, Manzanares y otra vez a Perera? ¿Fue entonces cuando se produjeron aquellos hechos bochornosos que ahora denuncia? ¿Por qué no lo hizo en su momento y al instante, por este mismo y demoledor procedimiento? ¿Qué lugar ocupaba en la plaza en día de la corrida, y dónde ubicaba en la misma a sus invitados?
Miren, he repetido hasta la saciedad que me parece poco edificante y lesivo para la fiesta de los toros y, sobre todo, para el curtimiento de nuevos valores la proliferación de las primeras figuras del toreo en plazas de tercera, cuando no cuarta categoría. Ya sé que en la de Almagro (tercera) han actuado los primeros espadas de todas las épocas del toreo, pero eran otros tiempos. Los toros entonces eran el principal espectáculo lúdico de los españoles. Las gentes del campo de Calatrava iban a Almagro a ver a Domingo OrtegaManolete, Pepe Luís, etcétera, etcétera, porque no podían verlos en Madrid, ni siquiera en Ciudad Real o Aranjuez. Y allí toreaban las figuras, por supuesto, pero… con “el toro de Almagro”, no se equivoquen. Aquello me parece bien y esto de hoy me parece mal, tan mal como los despropósitos y corruptelas de empresarios de medio pelo que no se arruinan porque no tienen de qué arruinarse. Y no pagan a nadie. Y revolotean los pagarés de papel mojado. Eso sí que es una vergüenza, por mucho que un alcalde presumiera de cartel. En Almagro, como en otras plazas de la misma categoría (repito, tercera), dar una corrida de toros con cierto “caché” sin el amparo de una subvención es ruina segura. Pregunten a CañasBarba o Eventauro, últimos empresarios del coso de Almagro cómo les fue la aventura. ¿Saben cómo se arregla esto? Dando novilladas que conciten el interés del público y a la vez sean apoyadas aunque solo sea publicitariamente  y aliviando de tasas a los organizadores. A lo mejor se llenaba la plaza y el espectáculo creaba nuevas expectativas y nuevos aficionados. Pero, no. El alcalde, el “buen aficionado” Maldonado, quiere que las grandes figuras vengan a torear a la ciudad que gobierna, porque –dice- es un “lujo” para la historia del toreo. Hombre, desde luego como monumento global, Almagro es un “lujo” para este país, pero en cuestión taurina, no tiene mayor historia que otras ciudades, villas o pueblos de la extensa y taurinísima comarca de Castilla-La Mancha, donde también es fama que acudieron a torear las más grandes figuras de la tauromaquia de su época, incluso alguno se dejó la vida en una de sus arenasaunque bien es cierto que lo de Cagancho en Almagro ha llegado hasta nuestros días como referencia de fracaso estrepitoso. Las cosas han cambiado, alcalde. Mal que le pese, que le pesa. Dar una corrida de toros con un cartel de figuras en plazas de tercera categoría, además de un despropósito por parte de los actuantes es una ruina anunciada. ¿Quién le ampara al empresario osado y pendenciero que decide entrar en semejante empresa, en plan kamikaze? Comprendo que a usted, como “buen aficionado”, le gustaría rozarse en el callejón de su plaza de toros con MoranteCid, Ponce, ManzanaresPerera, Hermoso de MendozaVentura, etcétera, mientras observa el cemento que enseñan los tendidos. Y todo esto, ¿a costa de qué? O mejor, ¿a costa de quién? ¿Y con qué tipo de toro? Insisto en que su denuncia me parecería impecable si la hubiera hecho el primer día que llegaron las figuras del toreo a Almagro bajo su vara de mando y comenzó a ver los desmanes que ahora destapa. Ése era el momento de derribar el castillo de naipes. Pero usted, alcalde, entonces no hizo ningún comunicado al respecto. Ahora, al ver que los carteles que se barajan no tienen la categoría que usted le otorga (y hace bien) a su plaza y a su ciudad, y que los empresarios que se arriman a la Alcaldía le piden ayuda tangible (como tantas otras veces), pone el grito en el cielo, no le gusta el juego y rompe la baraja. Demagogia, no, por favor.
Dejemos las cosas claras: toros sí se podían dar este año, y los sucesivos, en Almagro. Un cartelazo, en cambio, es inasumible, por carestía, por aforo y, sobre todo, porque el público no acude a ver a estos toreros a precios astronómicos. Lo siento, don Luís, pero su pataleta me ha recordado a la del niño que ve frustrado un codiciado regalo de Reyes, porque la economía familiar no da para dispendios, y entonces amenaza con tirar de la manta: ¡pues ahora voy y digo a todo el mundo que los Reyes son los padres!” (Como si no lo supiéramos).

lunes, 18 de marzo de 2013

Negativa de la Comunidad de Madrid para impartir una charla en el Centro de Mayores Getafe I

 A la comunidad de Madrid, no le debe de interesar que las personas que asisten habitualmente al Centro de Mayores, estén debidamente informadas, en este caso, en “Conocer la Diabetes”, solo le interesa la engañosa propaganda a la que dedican unos fondos, que los debería de invertir en la difusión, el conocimiento y el autocontrol de las diversas enfermedades que aquejan a esta población mayor.

Dentro del Programa de Charlas, que la Asociación de Diabéticos de Getafe ha emprendido, con el título: ¿Conocemos la Diabetes?, en diferentes espacios de Getafe, de las cuales ya hemos impartido tres, y que tienen como objetivo el de informar a la población de Getafe, para un mayor conocimiento y concienciación de esta pandemia que es la Diabetes.
Nos entrevistamos con D. David Cavero Combarros, director del Centro de Mayores Getafe I para ver la posibilidad de dar una charla en dicho centro, teniendo en cuenta que tiene unos 10.000 socios, de una población, como es natural de personas mayores jubiladas y de las que se puede calcular aproximadamente la mitad son diabéticas, muchas de las cuales no diagnosticadas.
Tras un cruce de correos pidiéndonos una serie de requisitos, documentación y fijando las posibles fechas, se nos dice que la documentación la tiene que mandar a la Comunidad de Madrid, para que de la autorización. Cual será nuestra sorpresa cuando recibimos un correo de D. David Cavero Combarros, el director de dicho centro, con una escueta sentencia:
  • “Me comunican que no es posible autorizar la Charla-coloquio sobre la Diabetes en el Centro”.
A la Comunidad de Madrid, al parecer, le gusta más gastarse  millones en engañosa propaganda, para que se vea “lo bien que lo hacen”, que tener debidamente informada a una numerosa población de riesgo.
Nuestra Asociación siempre ha defendido y defiende los derechos de las personas con diabetes, el primer paso es  una atención sanitaria de calidad que ahora mismo puede estar en peligro. Las noticias que cada día irrumpen en los medios no son nada halagüeñas, por eso queremos recordar que los pacientes con diabetes necesitamos información y formación, educación en diabetes adaptada a cada paciente, recursos para disponer de un buen material de autocontrol y, por supuesto y por encima de todo, buenos profesionales que estén al día, se reciclen y entiendan la diabetes, no siendo zarandeados por el sistema de una manera sistemática. Recordemos que la mitad de las complicaciones crónicas se deben a la carencia de educación o a una educación diabetológica deficiente.
Para ser político hace falta mucho esfuerzo. Hay que tener voluntad de trabajar para el pueblo, para cada ciudadano en particular, buscar su bienestar en las mejores condiciones de cada momento, y además poseer los conocimientos técnicos que requiera cada cargo. La carrera universitaria quizás sea lo de menos, cualquiera puede llegar a ser presidente, consejero o diputado. Realmente ser político es toda una responsabilidad y sólo los mejores de cada sociedad deberían poder optar a ello. Sin embargo, ¿cuál es la situación actual? Hoy lo más importante es la labia, tener el genio suficiente para convencer a millones de ciudadanos que, en democracia, te eligen libremente. Da igual lo que prometas, da igual lo que hagas después, lo importante es ganar, como si esto fuera un partido de fútbol. No existe espíritu crítico ni siquiera por parte de los votantes; el penalti lo es o no lo es en función del color de la camiseta del equipo, nadie se para a analizar si la infracción es punible. En los tiempos que corren es probable que quizás baste con no ser peor que el otro; y por supuesto hay que disponer de dinero, de mucho dinero, para gastar en majestuosas campañas electorales.
  • Y no nos quejamos.
  • No podemos quejarnos.
  • No debemos quejarnos.

jueves, 14 de marzo de 2013

El día que acabó la crisis



Cuando termine la recesión habremos perdido 30 años en derechos y salarios

Por CONCHA CABALLERO
Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán que la crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que ser muy prudentes para evitar recaídas. Conseguirán que respiremos aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas.
Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta pero esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa —mitad realidad, mitad ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios.
Un buen día del año 2014, cuando los salarios se hayan abaratado hasta límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, ENTONCES LA CRISIS HABRÁ TERMINADO.
Un buen día del año 2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos seguros privados para garantizar nuestras vidas, ENTONCES SE HABRÁ ACABADO LA CRISIS.
Un buen día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la solidaridad, ENTONCES NOS ANUNCIARÁN QUE LA CRISIS HA TERMINADO.
Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años le han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio.
Por eso, no sólo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa.
De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio las últimas condiciones de nuestra rendición.