lunes, 18 de marzo de 2013

Negativa de la Comunidad de Madrid para impartir una charla en el Centro de Mayores Getafe I

 A la comunidad de Madrid, no le debe de interesar que las personas que asisten habitualmente al Centro de Mayores, estén debidamente informadas, en este caso, en “Conocer la Diabetes”, solo le interesa la engañosa propaganda a la que dedican unos fondos, que los debería de invertir en la difusión, el conocimiento y el autocontrol de las diversas enfermedades que aquejan a esta población mayor.

Dentro del Programa de Charlas, que la Asociación de Diabéticos de Getafe ha emprendido, con el título: ¿Conocemos la Diabetes?, en diferentes espacios de Getafe, de las cuales ya hemos impartido tres, y que tienen como objetivo el de informar a la población de Getafe, para un mayor conocimiento y concienciación de esta pandemia que es la Diabetes.
Nos entrevistamos con D. David Cavero Combarros, director del Centro de Mayores Getafe I para ver la posibilidad de dar una charla en dicho centro, teniendo en cuenta que tiene unos 10.000 socios, de una población, como es natural de personas mayores jubiladas y de las que se puede calcular aproximadamente la mitad son diabéticas, muchas de las cuales no diagnosticadas.
Tras un cruce de correos pidiéndonos una serie de requisitos, documentación y fijando las posibles fechas, se nos dice que la documentación la tiene que mandar a la Comunidad de Madrid, para que de la autorización. Cual será nuestra sorpresa cuando recibimos un correo de D. David Cavero Combarros, el director de dicho centro, con una escueta sentencia:
  • “Me comunican que no es posible autorizar la Charla-coloquio sobre la Diabetes en el Centro”.
A la Comunidad de Madrid, al parecer, le gusta más gastarse  millones en engañosa propaganda, para que se vea “lo bien que lo hacen”, que tener debidamente informada a una numerosa población de riesgo.
Nuestra Asociación siempre ha defendido y defiende los derechos de las personas con diabetes, el primer paso es  una atención sanitaria de calidad que ahora mismo puede estar en peligro. Las noticias que cada día irrumpen en los medios no son nada halagüeñas, por eso queremos recordar que los pacientes con diabetes necesitamos información y formación, educación en diabetes adaptada a cada paciente, recursos para disponer de un buen material de autocontrol y, por supuesto y por encima de todo, buenos profesionales que estén al día, se reciclen y entiendan la diabetes, no siendo zarandeados por el sistema de una manera sistemática. Recordemos que la mitad de las complicaciones crónicas se deben a la carencia de educación o a una educación diabetológica deficiente.
Para ser político hace falta mucho esfuerzo. Hay que tener voluntad de trabajar para el pueblo, para cada ciudadano en particular, buscar su bienestar en las mejores condiciones de cada momento, y además poseer los conocimientos técnicos que requiera cada cargo. La carrera universitaria quizás sea lo de menos, cualquiera puede llegar a ser presidente, consejero o diputado. Realmente ser político es toda una responsabilidad y sólo los mejores de cada sociedad deberían poder optar a ello. Sin embargo, ¿cuál es la situación actual? Hoy lo más importante es la labia, tener el genio suficiente para convencer a millones de ciudadanos que, en democracia, te eligen libremente. Da igual lo que prometas, da igual lo que hagas después, lo importante es ganar, como si esto fuera un partido de fútbol. No existe espíritu crítico ni siquiera por parte de los votantes; el penalti lo es o no lo es en función del color de la camiseta del equipo, nadie se para a analizar si la infracción es punible. En los tiempos que corren es probable que quizás baste con no ser peor que el otro; y por supuesto hay que disponer de dinero, de mucho dinero, para gastar en majestuosas campañas electorales.
  • Y no nos quejamos.
  • No podemos quejarnos.
  • No debemos quejarnos.

jueves, 14 de marzo de 2013

El día que acabó la crisis



Cuando termine la recesión habremos perdido 30 años en derechos y salarios

Por CONCHA CABALLERO
Un buen día del año 2014 nos despertaremos y nos anunciarán que la crisis ha terminado. Correrán ríos de tinta escritos con nuestros dolores, celebrarán el fin de la pesadilla, nos harán creer que ha pasado el peligro aunque nos advertirán de que todavía hay síntomas de debilidad y que hay que ser muy prudentes para evitar recaídas. Conseguirán que respiremos aliviados, que celebremos el acontecimiento, que depongamos la actitud crítica contra los poderes y nos prometerán que, poco a poco, volverá la tranquilidad a nuestras vidas.
Un buen día del año 2014, la crisis habrá terminado oficialmente y se nos quedará cara de bobos agradecidos, nos reprocharán nuestra desconfianza, darán por buenas las políticas de ajuste y volverán a dar cuerda al carrusel de la economía. Por supuesto, la crisis ecológica, la crisis del reparto desigual, la crisis de la imposibilidad de crecimiento infinito permanecerá intacta pero esa amenaza nunca ha sido publicada ni difundida y los que de verdad dominan el mundo habrán puesto punto final a esta crisis estafa —mitad realidad, mitad ficción—, cuyo origen es difícil de descifrar pero cuyos objetivos han sido claros y contundentes: hacernos retroceder 30 años en derechos y en salarios.
Un buen día del año 2014, cuando los salarios se hayan abaratado hasta límites tercermundistas; cuando el trabajo sea tan barato que deje de ser el factor determinante del producto; cuando hayan arrodillado a todas las profesiones para que sus saberes quepan en una nómina escuálida; cuando hayan amaestrado a la juventud en el arte de trabajar casi gratis; cuando dispongan de una reserva de millones de personas paradas dispuestas a ser polivalentes, desplazables y amoldables con tal de huir del infierno de la desesperación, ENTONCES LA CRISIS HABRÁ TERMINADO.
Un buen día del año 2014, cuando los alumnos se hacinen en las aulas y se haya conseguido expulsar del sistema educativo a un 30% de los estudiantes sin dejar rastro visible de la hazaña; cuando la salud se compre y no se ofrezca; cuando nuestro estado de salud se parezca al de nuestra cuenta bancaria; cuando nos cobren por cada servicio, por cada derecho, por cada prestación; cuando las pensiones sean tardías y rácanas, cuando nos convenzan de que necesitamos seguros privados para garantizar nuestras vidas, ENTONCES SE HABRÁ ACABADO LA CRISIS.
Un buen día del año 2014, cuando hayan conseguido una nivelación a la baja de toda la estructura social y todos —excepto la cúpula puesta cuidadosamente a salvo en cada sector—, pisemos los charcos de la escasez o sintamos el aliento del miedo en nuestra espalda; cuando nos hayamos cansado de confrontarnos unos con otros y se hayan roto todos los puentes de la solidaridad, ENTONCES NOS ANUNCIARÁN QUE LA CRISIS HA TERMINADO.
Nunca en tan poco tiempo se habrá conseguido tanto. Tan solo cinco años le han bastado para reducir a cenizas derechos que tardaron siglos en conquistarse y extenderse. Una devastación tan brutal del paisaje social solo se había conseguido en Europa a través de la guerra. Aunque, bien pensado, también en este caso ha sido el enemigo el que ha dictado las normas, la duración de los combates, la estrategia a seguir y las condiciones del armisticio.
Por eso, no sólo me preocupa cuándo saldremos de la crisis, sino cómo saldremos de ella. Su gran triunfo será no sólo hacernos más pobres y desiguales, sino también más cobardes y resignados ya que sin estos últimos ingredientes el terreno que tan fácilmente han ganado entraría nuevamente en disputa.
De momento han dado marcha atrás al reloj de la historia y le han ganado 30 años a sus intereses. Ahora quedan los últimos retoques al nuevo marco social: un poco más de privatizaciones por aquí, un poco menos de gasto público por allá y voilà: su obra estará concluida. Cuando el calendario marque cualquier día del año 2014, pero nuestras vidas hayan retrocedido hasta finales de los años setenta, decretarán el fin de la crisis y escucharemos por la radio las últimas condiciones de nuestra rendición.